sábado, 22 de julio de 2017

Voluntariado Guatemala. Viernes 21 julio

Llevamos una semana desde nuestra llegada a Guatemala. Por lo aquí vivido hasta ahora personalmente puedo afirmar que si hay gente agradable por el mundo, es la gente de Guatemala, tengo que agradecer a cada una de las personas que se ha cruzado en mi camino en el poquito tiempo que llevo aquí, su acogida y apoyo. La familia de nuestro sacerdote Edi es cómo si realmente fuera nuestra propia familia. La gente con la q te cruzas que no te conoce de nada y te saluda con una cara de cómplice inmensurable, como si nos saludaramos cada día.
Y qué decir tiene Sor Araceli, "mamá Seli" como cariñosamente la llaman los niños de la casa hogar, " una persona con un rostro angelical, con una expresión de paz y felicidad que transmite tan sólo al contemplar su rostro. Una mirada que denota el profundo amor que siente hacia los niños y hacia quién la rodea. En tan poco tiempo ha conseguido sin querer mi profunda admiración por cómo es y por la labor que está consiguiendo con estos niños desprotegidos de su entorno consanguíneo, pero ella ha logrado un entorno familiar entre todos ellos.
Ayer después del desayuno en la casa hogar, visitamos un asilo de ancianos. 20 son los que residen , 16 varones y 4 mujeres. Todos nos mostraron su cariño y alegría de poder pasar un día con ellos. Todos viven en la absoluta desprotección de los organismos gubernamentales.  Ni ayudas de otras instituciones. Ven pasar la vida con lo que el día a día les proporciona. Aquí tienen un techo y sus comidas diarias. Sus días de misa, sus cuidados médicos, pero ellos apenas tienen para comprar sus medicinas. Elvira, una de las residentes, lleva 10 años en el asilo, hace diez, años q no ve a un familiar y recibe visitas de gente altruista como hoy han recibido las nuestras.
Ella hoy me ha enseñado a tortiar, hacer las tortillas de maíz que cada día comen como nosotros comemos el pan de cada día.
Lo peor, como siempre, la despedida, los pobres vuelven a su soledad.
Regresamos de nuevo a la casa hogar justo a tiempo para dar las buenas noches a nuestros niños.
Otro día más. A veces uno quisiera detener el tiempo, pero Dios ,y dándole gracias, nos invita a continuar.
Nadie que no halla vivido algo así es capaz de imaginarse lo afortunados y a la vez desgraciados que somos viviendo como vivimos en nuestro país. 








No hay comentarios:

Publicar un comentario